Las cosas. Parte 1: La cama
Las cosas
Parte 1: La cama
La casa de la que hablo acá es
la ante penúltima dónde vivió Daniel, la casa de su abuela. Cuando sus papás se
separaron hace doce años su abuela le abrió las puertas de su casa a su mamá, él vivió ahí por cuatro años antes de irse a vivir solo. Cuando regresó, su mamá, hermano y abuela lo recibieron nuevamente. La casa estaba igual que antes
salvo por un detalle, habían vendido su cama.
La venta de su cama fue de ayuda
para la organización de la casa cuando no estuvo, porque era un apartamento
pequeño y su cama y la de su hermano habían estado apretadas en la misma
habitación, así que cuando volvió no hubo mucha iniciativa por comprar otra cama.
Estaba destinado a pasar un largo año y medio durmiendo en el sofá a turnos con
su hermano.
La sala tenía dos sofás de un
metro con cincuenta de largo cada uno y cuando se acostaba las piernas
quedaban colgando de las rodillas para abajo. El posa brazos de madera tallaba
contra la nuca y el dolor de cuello en las mañanas aparecía todos los días casi
al mismo tiempo que las vecinas de su abuela que llegaban muy puntuales a las
ocho a saludarla y a preguntarle: “¿Quién es ese?”, mientras veían en el sofá a
un hombre acostado donde evidentemente no cabía y que se colocaba una cobija en
la cara para tapar su expresión de fastidio.
Juan Pablo González Bogotá
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